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Atención Centrada en la Persona Adulta Mayor

Después de muchos años de historia humana, actualmente se puede aspirar a vivir más de 60 años, mucho de esto debido a que en países de medianos y bajos recursos se ha reducido la mortalidad, esto aunado a un mejor control de las enfermedades crónico-degenerativas, lo que conlleva a que aumente la expectativa de vida y como resultado, un incremento de adultos mayores. Ante esta situación, que nuestro sistema de salud cuente con personal calificado para la atención de adultos mayores se vuelve de manera imperativa, una necesidad.


Una de las características fundamentales en la formación de los profesionales de la salud deberá ser un enfoque de “Atención Centrada en la Persona Adulta Mayor”, debido a diversas necesidades que presenta dicha población, incluyendo la condición social, vulnerabilidad, estereotipos y prejuicios. "Cuidar", en todo el amplio significado de la palabra no solo implica brindar servicios asistenciales o de apoyo, más bien, facilitar nuevos proyectos de vida con el objetivo de brindar un envejecimiento exitoso y activo con base a las necesidades, así como deseos de cada adulto mayor.


Debemos tener presente que en este tipo de atención, la persona se convierte en el activo principal, para esto, todo el que realice una intervención a la persona adulta mayor debe contribuir a un cambio necesario en el enfoque de la valoración gerontológica, situando en el centro de atención a la persona, fomentando su autonomía e impulsando su independencia.


Se propone cambiar el paradigma de la atención centrada en el servicio, donde solo se enfoca en la necesidad actual o déficit del usuario, priorizando patologías y conductas alteradas únicamente, convirtiendo esto en una homogenización de la atención, hacia una atención centrada en la persona, en la cual, es fundamental compartir la toma de decisiones con el usuario y la familia, erradicar la idea de que solo el profesional debe indicar que es lo mejor, sabiendo que la propuesta es prolongar la autonomía, se deben formar equipos de atención integral y multidisciplinar, donde los usuarios y sus cuidadores o familia participen en la resolución u organización de acciones para el presente y futuro de la persona formando así una intervención global.


Un aspecto muy importante de este modelo de atención y que ha demostrado resultados significativos, es el papel que involucra a todos quienes tomamos parte de este proceso, donde no solo los profesionales están involucrados, sino como parte más importante, la persona en cuestión y su familia; como profesionales, una de las labores de este enfoque es brindar las herramientas necesarias para que la persona y quienes lo rodean obtengan el empoderamiento requerido para ser partícipes de este cambio; el empoderamiento tiene mucha importancia en el bienestar y en la calidad de vida en la vejez ya que busca el fomento de la autonomía, posibilitando así, mayor ejercicio de roles, derechos y funciones que pudieron haberse perdido o incluso nunca fueron posibles.


Lo que se pretende con dicho modelo es implementar nuevas formas de trabajo donde los profesionales se involucren y construyan siendo estos facilitadores de las herramientas necesarias para educar a las personas usuarias y sus familias, que el profesional identifique las capacidades así como aptitudes del usuario, ya que es esencial para la correcta evolución de la situación y para el desarrollo o recuperación de capacidades; se debe sistematizar la intervención acorde al modelo y a la necesidad de cada contexto asistencial dando como resultado planes de atención adaptados a cada persona, todo esto enfocado y/o orientado a brindar calidad de vida a las personas.


Un punto característico de dicho modelo de atención es reconocer al adulto mayor como un ser humano con valor, una persona con dignidad, que merecen ser tratadas con igual respeto y consideración que cualquier otra persona, independientemente de cualquier característica individual. Los profesionales de la salud deben erradicar pensamientos estereotipados, dejar a un lado ideas de prejuicio respeto a la vejez, así como evitar comentarios o acciones que promuevan incluso colectivamente el ageismo.



De igual manera, está implícito el trato digno en la atención a la persona adulta mayor, con dicho trato, se puede alcanzar la optimización terapéutica y la máxima independencia con el objetivo de fomentar de manera progresiva el autocontrol de la salud que lleva a la autopercepción aumentada de la calidad de vida.


No debemos olvidar que los objetivos fundamentales de la atención centrada en la persona son la autonomía e independencia, donde los profesionales realizan las tareas para y con la persona, tomando en cuenta lo que realmente es importante para cada usuario en el momento actual de su vida, donde se debe apoyar y respetar la toma de decisiones de la persona, lo que llamamos “proyecto de vida”, valorando la protección y seguridad de la persona, vigilando que los cuidados y/o apoyos sanitarios y personales se realicen con trato respetuoso, de manera que, existan motivos para la estimulación de la realización personal, más aun si la persona se encuentra en situación de vulnerabilidad o fragilidad, en caso dado, se debe vigilar que las oportunidades de contacto e integración social no se vean disminuidas por su situación física o fisiológica, se debe idear y promover ambientes agradables donde exista participación y actividades gratificantes incluyendo a los cuidadores o la familia que son parte importante de dicho modelo sin dejar a un lado la orientación y capacitación de estos.


Desafortunadamente, aún estamos alejados de dicha propuesta de atención en nuestro país, una de las principales críticas de la corriente dominante de la promoción de la salud nacional es la escasa o nula participación de la población donde la persona deja de ser un sujeto activo, creativo y trasformador de su vida que le coloca en un rol subordinado en donde solo se asimilan y aceptan prescripciones y en consecuencia la población queda a merced de lo que establecen las instituciones a partir de proyectos de salud. Se debe implementar un nuevo paradigma donde la perspectiva sea el fortalecimiento de las habilidades y capacidades humanas para el autocuidado de las personas y esto se verá reflejado en menos visitas a hospitales y consultas, a una mejora colectiva de salud y a un fomento de promoción de la salud emancipadora.


Recalco que la atención centrada en la persona conlleva responsabilidad y compromiso, requiere liderazgo de los profesionales implicados siempre en participación y sinergia con el usuario y la familia.


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